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Las tareas y responsabilidades que conlleva cuidar y sostener una familia con hijos/as son numerosas, variadas y continuas. La maternidad y paternidad supone un reto que entusiasma, da foco y ánimo para el día a día, pero también puede resultar agotador, estresante y demasiado exigente. Esto dependerá de aspectos y características personales, familiares, sociales y culturales.

¿Qué podemos hacer para vivir la crianza y la educación de los hijos e hijas con más energía, calma y disfrute? 

 

Qué entendemos por autocuidado

Es el arte de cuidarse a sí mismo/a, encontrando el tiempo y la manera de hacerlo, de tal forma que nos respetemos a nosotros/as mismos/as y mantengamos un buen equilibrio con los demás. Para ello, hemos de identificar en primer lugar cuál es nuestro punto de partida, cómo nos sentimos y qué necesitamos para armonizar nuestra actividad y obligaciones con nuestro ocio, descanso y bienestar.

ENTENDEMOS

Puntos esenciales

El autocuidado se manifiesta de distintas maneras en nuestra vida. Según la persona, serán más relevantes unas dimensiones frente a otras, pero si nos olvidamos de cultivar alguna de ellas, estaremos sufriendo ciertas carencias que van a desequilibrar nuestra balanza. 


Estas dimensiones se dan en realidad de forma interrelacionada. Por ejemplo, cuando quedamos con amigos para hacer un deporte que nos gusta, estamos cuidando nuestra mente, cuerpo y emociones, y también nuestra vida social. Las diferenciamos para poder explicar en detalle cada una de ellas. Os ofrecemos también algunas propuestas de acción, eligiendo aquellas que resulten más atractivas y placenteras:

Autocuidado físicose refiere al cuidado de nuestra alimentación, actividad física, salud, higiene y descanso. 

  • Dormir las horas suficientes y cuidar la calidad de nuestro sueño, alejándonos de las pantallas y evitando tareas intelectuales o activantes antes de dormir. 

  • Darnos una ducha o un baño relajante. Aprovechar las rutinas cotidianas y hacerlas de manera más consciente y calmada.

  • Dedicar atención a aquello que comemos y alimentarnos correctamente es una manera de mimarnos. Comer con calma, saboreando cada bocado. 

  • Si no se dispone del tiempo individual para dar un paseo, salir a practicar algún deporte o apuntarse a clases de gimnasia, baile, etc., hay muchas alternativas para moverse en casa, a través de internet o por nuestra cuenta. 

  • En el caso de tener bebés o niños pequeños, se puede aprovechar el tiempo de parque o paseo para moverse, estar al aire libre o charlar con otro adulto.

> Autocuidado emocional: se trata de prestar atención, comprender, aprender a gestionar nuestras emociones y querernos como somos. Hay varios aspectos del desarrollo emocional que contribuyen a madurar y sentirnos más dueños, más dueñas de nuestra vida:

  • Identificar nuestras emociones y las respuestas corporales asociadas.

  • Responsabilizarnos de nuestras emociones, sin culpar a otros por ellas.

  • Autorregularnos y poder expresarlas de forma proporcional. 

  • Aprender a poner límites con firmeza y amabilidad, hacia nosotros/as mismos/as y hacia los demás.

  • Para ello, recomendamos poner en práctica recursos como: pasar tiempo de calidad con una/o misma/o, escuchar música que nos agrade, priorizar las actividades que nos gustan y no implican productividad como bailar, dibujar, escribir o hacer alguna actividad artística, cuidar nuestras mascotas y/o plantas, sembrar, leer, seguir un diario personal, agradecer cada día.

  • Hablar de nuestras inquietudes con personas cercanas, conectar con nuestros seres queridos y entorno, y expresarles nuestros sentimientos. 

  • En caso de que no podamos gestionar nuestras emociones, o nos encontremos en un momento de mayor dificultad, recomendamos seguir una terapia con un profesional de confianza.

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PUNTOS ESENCIALES
etica
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> Autocuidado mental: una faceta muy relevante del autocuidado tiene que ver con atender y preservar nuestra salud mental. Para ello, os recomendamos:

  • Poder expresar las ideas y pensamientos con calma y seguridad.

  • Desarrollar un discurso mental que favorezca la autoestima y autoconfianza, es decir, hablarnos con amabilidad y alentarnos a nosotros mismos.

  • Detectar nuestros pensamientos recurrentes negativos y saber ponerles freno.

  • Aprender a interpretar la información de forma constructiva. 

  • Tomar decisiones de forma reflexiva.

  • Meditar, tener tiempos de silencio.

  • Desconectar de las nuevas tecnologías (internet, móvil, redes sociales, plataformas, videojuegos, etc). 

  • También hablamos de la parte cognitiva e intelectual, haciendo actividades que mantienen nuestras funciones básicas como la atención, la percepción, el lenguaje y la memoria. Leer un buen libro, escuchar música y programas de radio, experimentar con las sensaciones táctiles, aprender un nuevo idioma, hacer autodefinidos, sopas de letras, laberintos, diferencias, etc. 

  • Si necesitas apoyo para conocer y gestionar estos aspectos, te recomendamos que acudas a un profesional de la salud mental. ¡Estamos para ayudarte! 

Autocuidado social: tiene que ver con el cultivo de nuestras relaciones, el tiempo y la atención que dedicamos a los demás. Podemos llevarlo a cabo de distintas maneras:

  • Compartiendo actividades y planes con nuestros familiares y amigos.

  • Mostrándoles nuestro interés y cariño por distintas vías: mensajes, llamadas, quedadas.

  • Estableciendo relaciones nuevas.

  • Participando en actividades grupales que sean de nuestro interés.

  • Sintiendo afinidad con otras personas, dando y recibiendo apoyo.

  • Teniendo conversaciones significativas, escuchando, empatizando con los demás.

  • Manteniendo relaciones saludables en nuestro entorno de trabajo.

  • Estableciendo los límites necesarios para ello (tanto en lo presencial como en el entorno virtual). 

Autocuidado espiritual: es todo lo relacionado con el trabajo interior, el cultivo de fortalezas, la autoaceptación y el desarrollo de virtudes y actitudes positivas, sintiéndose parte esencial del mundo y valorando nuestra vida tal cual es. Para ello, proponemos algunas alternativas:

  • La admiración de la naturaleza. 

  • El disfrute de cosas que no tienen un fin productivo, como el tiempo con uno mismo, con la familia, con la pareja.

  • El formar parte de un grupo afín.

  • Dar un servicio altruista a los demás. 

  • Cultivar la gratitud diaria. 

  • Construir, dibujar, fotografiar, bailar, hacer manualidades, etc. por el simple placer de hacerlo. 

  • Muchas de estas cosas pueden hacerse también con los hijos e hijas. De esta manera, además, les transmitimos nuestro disfrute y la relevancia de estos aspectos para una vida plena, significativa. 

PORQUE TAN IMPORTANTE

Por qué es tan importante

Toda persona requiere dedicarse un tiempo para conocerse, saber qué necesita y poder dárselo, ya que, con ello, además de fomentar su desarrollo personal y bienestar, recarga baterías y consigue la vitalidad suficiente para el día a día. Esto resulta aún más necesario en el caso de convivir con hijos e hijas menores, dada la energía que requiere el reto de educar


Queremos resaltar un motivo que aumenta el valor intrínseco de tu cuidado personal como madre o padre. Dado que en la infancia aprendemos lo que vemos en nuestros referentes, si los adultos nos tratamos bien y nos sabemos priorizar, el niño o niña podrá asumirlo fácilmente como algo normal. Así, les damos ejemplo de respeto y amor propio, facilitando que se cuiden, se quieran y desplieguen hábitos, dinámicas y valores saludables lo largo de su vida. 

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Principales desafíos

Vivimos en una sociedad sobreocupada y esto es aún mayor en el caso de los progenitores, quienes cumplen la función de acompañar, guiar y educar a sus hijos/as, además de realizar las tareas domésticas, las gestiones administrativas, sanitarias y alimenticias de la familia; todo ello sumado a su actividad laboral, la conciliación de ambas, y la supervisión y preocupaciones relativas a los distintos aspectos de la vida de los hijos e hijas. La falta de conciliación está afectando a la tasa de natalidad y al retraso en la edad de maternidad en nuestro país, como confirma el INE (2018).


En situaciones de mayor vulnerabilidad como las siguientes, las responsabilidades e inquietudes se incrementan y el tiempo libre se reduce, por lo que “sacar tiempo” para cuidarse suele ser más complicado y, al mismo tiempo, resulta imprescindible. Algunas de estas situaciones son:

  • Tener hijos/as con trastornos mentales. (Plena Inclusión)

  • Cuidar de otros familiares en situación de dependencia. (Cruz Roja)

  • Ser cabeza de una familia monoparental.

  • La falta de recursos económicos y de apoyo social


Para contribuir a fomentar este autocuidado y ofrecer recursos para conseguirlo en lo cotidiano, compartimos guías y dosieres de utilidad en el apartado “recursos de interés”.


El autocuidado no puede recaer únicamente en las posibilidades de cada familia; también han de mejorar las políticas públicas y los servicios sociales para adaptarse a la diversidad y la situación actual de las familias, ofreciendo medidas efectivas de conciliación para apoyarlas. 


Además, aún estamos lejos de la corresponsabilidad en las tareas familiares. Según datos del INE y diversos estudios, son en su mayoría las mujeres quienes realizan las labores de cuidado y sobre quienes recaen las responsabilidades familiares. (Podéis encontrar más datos en los recursos de Plena Inclusión y Plataforma Infancia que compartimos en esta misma página).
Todo ello hace que dispongamos de poco tiempo para nuestro autocuidado, además de la escasa importancia que se le da; lo cual hace que sea una misión difícil pero no imposible.

DESAFIOS

Recomendaciones para madres y padres

Entonces, ¿cómo incluimos el autocuidado en un día a día lleno de actividades? ¿es una obligación más que debemos atender, además de todas las que ya hacemos como madres, padres y profesionales? 

En primer lugar, es fundamental entender el autocuidado como un COMPROMISO que tomamos con nosotros/as mismos/as, con el fin de sentirnos bien en nuestro día a día. Por tanto, no es un acto de egoísmo, sino de amor y equilibrio, al darnos la misma importancia y cuidado que estamos dando a nuestras hijas e hijos. Tampoco es una obligación, sino algo que hacemos por placer y respeto hacia nosotros/as mismos/as. 

Algunos aspectos que tenemos en cuenta para poder incluir el autocuidado en nuestra vida cotidiana:

  • Hemos de tener metas claras y sencillas de autocuidado, que se adapten a nuestra realidad y podamos cuadrar de manera fácil. “Menos es más”. 

  • Disponemos de UN tiempo, por lo que es fundamental priorizar tareas.

  • Incluyamos el autocuidado en la agenda semanal, igual de importante que el trabajo, el sueño o la alimentación.

  • Respetemos nuestra planificación y hagamos del autocuidado un hábito

  • Aprendamos a establecer límites y a no sobrecargarnos con tareas y responsabilidades extra.

  • Cultivemos la colaboración con otras personas y contemos con los apoyos familiares, sociales, vecinales o institucionales del entorno.

Es esencial que mantengamos una rutina constante en cuanto a las horas de sueño. Si estamos cansadas/os, se reduce nuestra vitalidad y nuestra paciencia con hijos e hijas.

RECOMEDACIONES PADRES

> FUENTES:

> RECURSOS DE INTERÉS:

 

> ARTÍCULOS:


 

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